5julio

Uso del celular y otras distracciones en las vías

En la era digital el mundo está cada vez más conectado a sus dispositivos móviles; sin embargo, esta conexión constante ha traído consigo un peligro significativo en las carreteras. El uso del teléfono celular mientras se conduce se ha convertido en una epidemia silenciosa que cobra vidas diariamente.

Esta práctica, junto con otras distracciones al volante, representa un riesgo inminente no solo para los conductores, sino también para pasajeros, peatones y todos los usuarios de las vías. En Colombia, donde el parque automotor ha crecido exponencialmente en las últimas décadas y las infraestructuras viales a menudo presentan desafíos adicionales, la atención plena al conducir es más crucial que nunca.

 

El problema del uso del celular al volante

El uso del celular mientras se conduce se ha normalizado peligrosamente en las carreteras colombianas, desde las congestionadas calles de Bogotá hasta las sinuosas carreteras de los Andes, es común ver conductores con el celular en la mano, desafiando no solo la ley, sino también las leyes de la física y el sentido común.

Esta práctica afecta significativamente la capacidad de conducción de varias maneras:

  • Distracción visual: Cuando un conductor aparta la vista de la carretera para mirar la pantalla de su celular, aunque sea por un instante, recorre una distancia considerable sin prestar atención a su entorno. Por ejemplo, a una velocidad de 80 km/h, un vehículo recorre más de 22 metros en solo un segundo, ese breve momento de distracción puede ser la diferencia entre evitar un obstáculo o colisionar.
  • Distracción manual: Soltar el volante para manipular el teléfono reduce drásticamente el control del vehículo, en situaciones de emergencia, como una frenada repentina o la necesidad de esquivar un obstáculo, esos segundos de reacción son cruciales; además, en las carreteras montañosas de Colombia, tan comunes en regiones como Antioquia o el Eje Cafetero, el control total del vehículo es esencial para navegar curvas cerradas y pendientes pronunciadas.
  • Distracción cognitiva: Quizás la más peligrosa de todas, cuando la atención se divide entre conducir y la conversación o actividad en el celular, el cerebro no puede procesar eficientemente toda la información del entorno vial. Esto es particularmente peligroso en zonas urbanas como Medellín o Cali, donde el tráfico es intenso y las situaciones cambian rápidamente.

 

Estudios internacionales, aplicables también al contexto colombiano, han demostrado que usar el celular mientras se conduce puede aumentar hasta cuatro veces el riesgo de sufrir un accidente, este aumento del riesgo es comparable a conducir con una alcoholemia de 0,08%, el límite legal en muchos países.

En Colombia, donde las tasas de accidentalidad vial ya son preocupantes debido a factores como el estado de las vías y la antigüedad del parque automotor en algunas regiones, añadir el factor de distracción por celular multiplica exponencialmente los riesgos.

 

Otras distracciones comunes mientras se conduce

Aunque el uso del celular se ha convertido en el emblema de la distracción al volante, no es la única amenaza para la seguridad vial en Colombia.

Otras distracciones frecuentes incluyen:

  • Comer o beber al volante: En la cultura colombiana, donde la comida juega un papel importante, es común ver conductores consumiendo alimentos o bebidas mientras manejan. Desde tomar un tinto en el trancón hasta comer un pastel gloria en las carreteras del Valle del Cauca, estas acciones dividen la atención y ocupan las manos del conductor.
  • Maquillarse o arreglarse: Especialmente en las grandes ciudades, donde los tiempos de desplazamiento son largos, algunas personas aprovechan el tiempo en el carro para arreglarse. Esta práctica es particularmente peligrosa porque combina distracción visual, manual y cognitiva.
  • Manipular el GPS o el equipo de sonido: Con el aumento del uso de aplicaciones de navegación como Waze, muy popular en Colombia, muchos conductores se distraen ajustando rutas o buscando direcciones mientras conducen. Similarmente, cambiar emisoras o buscar canciones en el equipo de sonido desvía la atención de la carretera.
  • Fumar: Aunque las tasas de tabaquismo en Colombia han disminuido en los últimos años, fumar mientras se conduce sigue siendo una distracción común; encender un cigarrillo, manipularlo y apagarlo requieren atención y movimientos que desvían el foco de la conducción.
  • Leer: Ya sea revisando mensajes de texto o incluso hojeando documentos (una práctica peligrosa pero no infrecuente entre profesionales que pasan mucho tiempo en la carretera), la lectura mientras se conduce es extremadamente peligrosa.
  • Buscar objetos dentro del vehículo: Desde buscar el peaje en la guantera hasta intentar alcanzar algo en el asiento trasero, estas acciones obligan al conductor a apartar la vista de la carretera y soltar el volante.

 

Estas actividades, que pueden parecer inofensivas o incluso necesarias para algunos conductores, dividen la atención y aumentan significativamente el riesgo de accidentes. En el contexto colombiano, donde las condiciones de las vías pueden cambiar drásticamente de un momento a otro (piensa en las repentinas lluvias en Bogotá o los deslizamientos en las carreteras de montaña), mantener la atención completa en la conducción es crucial.

 

Consecuencias legales y de seguridad

En Colombia, el uso del celular mientras se conduce está explícitamente prohibido y sancionado por la ley. El Código Nacional de Tránsito establece multas significativas para quienes incurran en esta infracción, reflejando la seriedad con la que las autoridades ven este problema.

A partir de 2023, la multa por usar el celular mientras se conduce es de 15 salarios mínimos diarios legales vigentes (SMDLV), lo que equivale a aproximadamente 580.000 pesos colombianos. Esta sanción se clasifica como una infracción tipo C, considerada grave.

Pero las consecuencias no se limitan solo a multas económicas:

  • Inmovilización del vehículo: En muchos casos, especialmente en reincidencias, las autoridades pueden ordenar la inmovilización del vehículo. Esto no solo representa una inconveniencia significativa, sino que también puede acarrear costos adicionales de grúa y parqueadero.
  • Suspensión de la licencia de conducción: Para infractores reincidentes o en casos donde el uso del celular resulte en situaciones de peligro evidente, las autoridades pueden suspender la licencia de conducción. Esto puede tener graves consecuencias para aquellos que dependen de la conducción para su trabajo o vida diaria.
  • Consecuencias penales: En casos donde el uso del celular resulte en accidentes con lesiones o muertes, las consecuencias legales pueden escalar rápidamente al ámbito penal. El conductor podría enfrentar cargos por lesiones personales culposas o incluso homicidio culposo, delitos que en Colombia pueden acarrear penas de prisión.
  • Impacto en seguros: Aunque no es una consecuencia legal directa, las infracciones por uso de celular pueden resultar en aumentos en las primas de seguros de vehículos, añadiendo un costo financiero a largo plazo.
  • Responsabilidad civil: En caso de accidentes, el uso del celular puede ser considerado como negligencia grave, lo que podría resultar en demandas civiles sustanciales.

 

Es importante destacar que en Colombia, la aplicación de estas sanciones ha ido acompañada de un aumento en los controles y en el uso de tecnología para detectar infractores, cámaras de tráfico avanzadas y operativos policiales específicos para detectar el uso de celulares al volante son cada vez más comunes en las principales ciudades del país.

 

Es responsabilidad de cada conductor priorizar la seguridad propia y la de los demás usuarios de la vía, cada vez que una persona se sienta detrás del volante, debe ser consciente de que tiene en sus manos no solo el control de su vehículo, sino también la responsabilidad de proteger vidas.

Recordemos que en las carreteras de Colombia, desde las avenidas de Bogotá hasta las vías rurales del Eje Cafetero, ninguna llamada, mensaje o notificación es más importante que una vida; así que la próxima vez que estés tentado a usar el celular mientras conduce, ya sea en el tráfico o en una carretera nacional, pregúntate: ¿Vale la pena el riesgo? La respuesta es clara: No.

Mantengamos nuestras carreteras seguras, nuestras manos en el volante y nuestros ojos en la vía, solo así podremos construir un futuro donde las tragedias viales causadas por distracciones sean cosa del pasado, y donde cada viaje en las carreteras sea una experiencia segura para todos.

 

¡Juntos construyamos una cultura vial responsable!

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